En 2019 comenzó nuestra aventura bancalera. Hacía varios años que cultivábamos nuestro propio huerto, de la manera tradicional, pero nos generaba mucho trabajo, debido al crecimiento excesivo de hierbas y la gran cantidad de agua necesaria para el riego sobre todo en la época estival. Gracias a la red pudimos conocer esta técnica de cultivo y decidimos ponerla en práctica en nuestra pequeña parcela. Amigos y conocidos quedaron enamorados de nuestros frondosos bancales y nos expresaban su interés por disfrutar de esta experiencia y poder cultivar sus propias verduras.
Fue en enero de 2020 cuando iniciamos la construcción de bancales para compartir la experiencia y nuestros conocimientos. Este sistema de cultivo genera una buena cosecha con muy poco trabajo y mantenimiento.
A nuestra parcela se acababan de incorporar 5000 metros cuadrados del terreno que nos pertenecerá por herencia de mi madre, que ella heredó de la suya y ésta de su padre, mi bisabuelo.
Hicimos doce bancales, de 6 metros de largo por un metro de ancho. Empleamos rasillones para su construcción de 1 metro de largo por 25 cm de alto, sujetos con gavillas de hierro cortadas a 50 cm de largo. Después los rellenamos de tierra de huerta y buen compost, colocamos el sistema de riego y listos para la siembra.
Una vez realizada la siembra, se vierte el triturado vegetal de las podas de árboles y arbustos, con el objetivo de evitar la evaporación de agua y aportar nutrientes al terreno
Recién plantados, entramos en plena pandemia y nos confinaron. Cada semana realizábamos fotos y vídeos de su evolución para que sus propietarios pudiesen disfrutar de la evolución de sus cultivos.